En pocos años los dispositivos móviles se han convertido en parte integrante de nuestras vidas. La utilización de diferentes dispositivos electrónicos como tablet, móviles, consolas de forma cotidiana por la mayoría de la sociedad actual, está teniendo como consecuencia una transformación en el modo y la forma en que nos comunicamos y nos relacionamos con el entorno. Su uso sin control y de forma indiscriminada puede originar graves problemas tanto en población adolescente como adulta.
Según estudios recientes parece que cada vez son mayores los casos de adolescentes y personas adultas que “pierden el control” sobre su día a día cuando su teléfono móvil se les ha olvidado en casa, no disponen de conexión a internet o pierden la cobertura.
Nerviosismo, ansiedad, estrés, intranquilidad, falta de concentración son algunos de los síntomas que pueden llegar a aparecer.
Pero, ¿Podemos hablar de procesos adictivos hacia dispositivos móviles y nuevas tecnologías?
En mi opinión, sí. Si tenemos en cuenta que para que exista una adicción, sea a una sustancia psicotrópica o a una “conducta”, debe aparecer una:
- Dependencia física y/o psicológica
- Tolerancia
- Síndrome de abstinencia
En el caso de la adicción a la telefonía móvil, la dependencia psicológica estaría definida por esa pérdida de control que experimenta la persona al tener la necesidad de estar en continuo uso del dispositivo, con el fin de obtener un estado placentero o evitar el malestar.
La persona que experimenta “dependencia” no es capaz de separarse de su dispositivo, está continuamente pendiente de posibles mensajes, noticias….deja de disfrutar de la realización de otras actividades. Su tiempo y energía lo consume su relación con su móvil, tablet…
La tolerancia vendría definida por la necesidad de estar cada vez más tiempo conectados con nuestro dispositivo a la red. En casos graves incluso los hábitos del sueño se pueden ver alterados.
El síndrome de abstinencia ocurriría ante la situación de la imposibilidad o restricción del uso del móvil. La persona puede llegar a presentar alteraciones físicas y psíquicas, como sudoración, palpitaciones, ansiedad generalizada, cambio de humor, falta de gestión emocional…
Consecuentemente si se dan estas variables, si deberíamos hablar de “adicción” a dispositivos móviles”. Y plantearnos por tanto, tratamientos especializados y profesionales dentro del ámbito de las adicciones.
Como conclusión podemos decir que cuando el uso de estos dispositivos lejos de facilitar a las personas una vida más cómoda y placentera se convierte en instrumentos que privan a la persona de su libertad de acción y pensamiento, es entonces cuando debemos hablar de que este uso está originando un serio problema personal.